Nara es una de las ciudades más importantes que pertenece a la región de Kansai. Durante tu visita a Kioto, es un destino estupendo para hacerte una excursión de un día. Nara nos acercará a la versión más tradicional de Japón, de la que particularmente estoy enamorada.
Verás que no solo es conocida por su parque de ciervos, si no que hay muchos escondites y templos que visitar durante el día.
¿Cómo llegar?
Durante mi viaje decidí viajar a Nara desde Kioto, llegar a la estación no es complicado si te guías por este mapa

Simplemente deberás coger desde la estación de Kioto la Nara Line y esperar a la última parada.

¿Qué ver en Nara?
- Ciervos Sika
- Santuario Kasuga Taisha
- Puerta Nandai-Mon
- Jardines y Templo Todaiji
Dar de comer a los ciervos Sika en el parque de Nara
Desde la estación de JR Nara podemos ir andando al parque y llegaremos en tan solo unos 30 minutos. Además el paseo hasta allí es super agradable.
Dentro del parque de Nara conviven en total libertad unos 1.200 ciervos que están más que acostumbrados a acercarse e interactuar con las personas.

Para los japoneses, los ciervos son mensajeros de los dioses y durante todo el recorrido del parque verás que son los auténticos reyes del lugar. Para mi que soy una auténtica amante de la naturaleza y de todos los bichitos del mundo mundial era el paraíso.
A la entrada del parque verás muchos puestecitos donde se venden galletas hechas de maiz llamadas Sika-Senbei que puedes comprar para que coman los ciervos. El paquete cuesta 150 yenes.
El monstruo de las galletas Te partes con las advertencias del parque XD
Eso si te advierto que los ciervos tienen su particular forma de llamar tu atención jajajaj, tirándote de la ropa y mordiéndotela, incluso dándote pequeños toquecitos con la cabeza para que les hagas caso.
Pero cuando te miren con esos ojitos no podrás resistirte, de hecho le dí la mitad de las galletas a uno de los primeros que estaba en la entrada, no me pude resistir 🙁


Dentro del parque de Nara, podrás encontrar también el precioso santuario Kasuga Taisha. Si continúas por la carretera principal del parque te encontrarás con su hermoso Torii gigante.
Santuario Kasuga Taisha
El santuario fue nombrado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1998 y no es de extrañar porque durante el camino de subida, podrás admirar los hermosos farolillos de piedra que adornan el paseo. De hecho es uno de los santuarios sintoístas más antiguos de Japón.


Como reflejo de la religión sintoísta una de las partes del paseo está adornada con un enorme Torii rojo que anuncia la entrada a la buena suerte. La entrada al santuario es totalmente gratuita, hasta la parte del pasillo. A partir de ahí deberás pagar la entrada que ronda los 500 yenes.

Puerta Nandai-Mon
En el extremo norte del parque de Nara, se encuentra precediendo al templo Todaiji la puerta Nandai-Mon. Es una gran puerta de madera custodiada por dos guardianes Nio. En la antigüedad eran los guardianes de los Budas y podían adaptar diferentes formas para su defensa.


Templo Todaiji
Después de pasar por la puerta Nandai nos encontraremos con el imponente edificio que da paso a los salones Daibutsuden o el gran salón del Buda. Nara fue uno de los primeros lugares que visité durante el primer día en Japón y este templo me impresionó. Su forma te recordará a los antiguos templos donde paseaban y entrenaban Ninjas y maestros de las artes marciales.
De verdad que verlo en fotos impresiona, pero en la realidad es quedarse con la boca bien abierta.


En salón principal se encuentra el gran Buda Dainichi, custodiado también por otro guerrero Nio. Tiene una altura de aproximadamente 50 metros. Este edificio sirve también como centro de enseñanza de la cultura del budismo y es frecuentemente regentado por multitud de alumnos de esta religión.


Pasear por los jardines del templo
Cómo último punto de tu aventura, te recomiendo que des un paseo por los jardines alrededor del templo y te deleites con la belleza de las vistas. Si aprovechas tu viaje durante la época del Momiji te sentirás como en un cuento.



Y hasta aquí nuestra visita de un día a Nara, ¡Un abrazo viajero!